El blog literario 'El Boomeran(g)', del grupo PRISA, da cuenta de la aparición de 'Quebrantología' en su apartado de 'Novedades'.
Junto a la ficha y una presentación sumaria de la obra, se reproduce el prólogo del libro, obra de Luis Alberto Salcines, así como algunos de los poemas del inicio del libro, correspondientes a 'Vértigo y llama'. Todos ellos tratan el tema amoroso, lo cual podría inducir a error acerca del contenido real del libro - o eso temo yo - a los potenciales lectores , pero es lo que hay. Dado que no esperaba nada, estoy encantado, especialmente tras constatar que la poesía no parece ser objeto de atención destacada en 'El Boomeran(g)'.
Quien quiera documentarse un poco más acerca de la variedad de contenidos de 'Quebrantología' puede repasar los avances publicados, precisamente con esa intención, en 'Desolaciones' antes de la fecha de la presentación, el pasado 15 de Julio en la librería 'La Vorágine':
- http://desolaciones.blogspot.com.es/2015/06/proxima-publicacion-quebrantologia.html
- http://desolaciones.blogspot.com.es/2015/06/quebrantologia-2-avance.html
- http://desolaciones.blogspot.com.es/2015/06/quebrantologia-3-avance.html
- http://desolaciones.blogspot.com.es/2015/06/quebrantologia-4-avance.html
- http://desolaciones.blogspot.com.es/2015/07/quebrantologia-5-avance.html
- http://desolaciones.blogspot.com.es/2015/07/quebrantologia-vi-avance.html
20.7.15
El libro de los sueños rotos
Con el título indicado arriba, el diario 'El Mundo' (Edición Cantabria) publica hoy un comentario sobre mi poemario 'Quebrantología', presentado el pasado miércoles en la librería 'La Vorágine' de Santander.. Su autor, Fernando Llorente, profesor de Filosofía, es autor de diversas obras de narrativa, poesía y máximas, así como un apasionado y muy activo defensor de los derechos del pueblo saharaui. Su última obra, publicada en febrero de este año, se centra precisamente en este tema. Su título: 'Tiris, espiritualidad saharaui. Conversación en Miyk'. He aquí el texto del comentario:
"El incumplimiento de unos sueños que ya se soñaron rotos, esta podría ser la tesis del poemario “Quebrantología”, de José Ramón San Juan, si no fuera porque la poesía es argumento sin argumentación. Editado por El Desvelo Ediciones con elegante sobriedad, la obra se abre con un prólogo de Luis Alberto Salcines, que prodiga versos sueltos, acompañados de una glosa, que en mi opinión le corresponde al lector, pero que bien puede servir para ponerle en situación.
Se canta lo que se pierde, escribió Machado, al que el autor rememora en dos sentidos poemas-homenaje. “Quebrantología”, más que cantar, cuenta pérdidas como heridas, por si los versos sirvieran como puntos de sutura. Pero, no. El poeta no escribe para conocerse, función que dicen cumple la poesía, sino para decir poéticamente lo que de él sabe. Es la del amor la pérdida más dolorosa, que en su huida deja sentir su cara oculta, la soledad, como en la libertad hoza la sumisión, y en la verdad pulula la mentira, como revela en un poema. Verdad, libertad, amor: espejismos, los considera. El sujeto poético se desliza por la desesperanza, pero sin sumirse en la desesperación, no tanto porque sienta como éxito el fracaso, como porque su escepticismo existencial le llevó desde pronto a sospechar del éxito, como deja patente en sus poemas primeros, últimos de “Quebrantología”.
Los apartados que componen el poemario se estructuran por tiempos, algunos muy alejados entre sí. Sus cinco partes corresponden a diferentes momentos vitales del autor, todos ellos transidos de un desesperanzado escepticismo. Las dos primeras, “Vértigo y llama” y “La ardiente paciencia”, transitan de la intimidad dolida en soledad, a la solidaridad con los semejantes, víctimas de poderes oscuros, destructores de sueños y de realidades. Solidaridad no exenta de denuncia y rebeldía, de resistencia contra amos y mordazas, no tanto convencido de la utilidad de cuanto diga o haga, como de que hay que decir y actuar, aun sin esperanza (Sartre). Las tres últimas partes se remontan en el tiempo, incluso hasta recuerdos escolares, y dejan constancia de que el sujeto poético ya presentía que a las expectativas la vida no respondería adecuadamente, y que de la felicidad, mejor no hablar, porque lo que se cantan son las pérdidas. O se cuentan, como las cuenta José Ramón San Juan, sin florituras, pero con el rigor de las palabras precisas, no por ello carentes de sencillas comparaciones metafóricas y al ritmo de rimas estudiadas. Y con el apasionamiento de quien sabe que sin él no se puede hacer nada grande. Y “Quebrantología” no es obra pequeña".
Pie de foto: Fernando Llorente.
"El incumplimiento de unos sueños que ya se soñaron rotos, esta podría ser la tesis del poemario “Quebrantología”, de José Ramón San Juan, si no fuera porque la poesía es argumento sin argumentación. Editado por El Desvelo Ediciones con elegante sobriedad, la obra se abre con un prólogo de Luis Alberto Salcines, que prodiga versos sueltos, acompañados de una glosa, que en mi opinión le corresponde al lector, pero que bien puede servir para ponerle en situación.
Se canta lo que se pierde, escribió Machado, al que el autor rememora en dos sentidos poemas-homenaje. “Quebrantología”, más que cantar, cuenta pérdidas como heridas, por si los versos sirvieran como puntos de sutura. Pero, no. El poeta no escribe para conocerse, función que dicen cumple la poesía, sino para decir poéticamente lo que de él sabe. Es la del amor la pérdida más dolorosa, que en su huida deja sentir su cara oculta, la soledad, como en la libertad hoza la sumisión, y en la verdad pulula la mentira, como revela en un poema. Verdad, libertad, amor: espejismos, los considera. El sujeto poético se desliza por la desesperanza, pero sin sumirse en la desesperación, no tanto porque sienta como éxito el fracaso, como porque su escepticismo existencial le llevó desde pronto a sospechar del éxito, como deja patente en sus poemas primeros, últimos de “Quebrantología”.
Los apartados que componen el poemario se estructuran por tiempos, algunos muy alejados entre sí. Sus cinco partes corresponden a diferentes momentos vitales del autor, todos ellos transidos de un desesperanzado escepticismo. Las dos primeras, “Vértigo y llama” y “La ardiente paciencia”, transitan de la intimidad dolida en soledad, a la solidaridad con los semejantes, víctimas de poderes oscuros, destructores de sueños y de realidades. Solidaridad no exenta de denuncia y rebeldía, de resistencia contra amos y mordazas, no tanto convencido de la utilidad de cuanto diga o haga, como de que hay que decir y actuar, aun sin esperanza (Sartre). Las tres últimas partes se remontan en el tiempo, incluso hasta recuerdos escolares, y dejan constancia de que el sujeto poético ya presentía que a las expectativas la vida no respondería adecuadamente, y que de la felicidad, mejor no hablar, porque lo que se cantan son las pérdidas. O se cuentan, como las cuenta José Ramón San Juan, sin florituras, pero con el rigor de las palabras precisas, no por ello carentes de sencillas comparaciones metafóricas y al ritmo de rimas estudiadas. Y con el apasionamiento de quien sabe que sin él no se puede hacer nada grande. Y “Quebrantología” no es obra pequeña".
Pie de foto: Fernando Llorente.
8.7.15
'Quebrantología' (6º avance)
El próximo miércoles se presentará en 'La Vorágine' mi poemario 'Quebrantología', editado por 'El Desvelo' y prologado por Luis Alberto Salcines,.quien hará la presentación junto al editor Javier Fernández Rubio y la actriz Raquel Martín, que leerá algunos poemas de la obra.
Hasta esa fecha publicaré aquí periódicamente algunas muestras del libro, que no serán tal vez las mejores, pero
sí serán reveladoras -eso intento y espero- de la temática, los
estilos y tratamientos de una obra que, con pausas prolongadas y algún
accidente frustrante, he realizado a lo largo de casi toda mi vida.
DISTOPÍA
Desde la penúltima esquina del tiempo
que me ha sido dado te contemplo, mundo.
Sumergido en la conmiseración,
impotente ante el dolor de multitudes,
me pregunto si amanecerá algún día
la bondad del hombre por casual
e improbable pirueta evolutiva.
Si considero la historia sólo puedo
concluir desesperanza.
El simio cainita ha progresado, ya sus manos
afanosas casi tocan las estrellas,
pero su vocación genocida sigue intacta.
Evoco la Gran Guerra, la masacre
de Verdún, las trincheras enfangadas,
el terror del gas, los mudos cementerios
bajo una luna ciega y congelada.
Aquello sólo fue el atroz comienzo.
Una generación más tarde se cosecharon
nuevos sinónimos de inhumanidad: Katyn,
Auschwitz, Hiroshima, Dresde, Stalingrado,
Nagasaki, Dachau, Treblinka… Decenas
de millones de muertos por la ambición
estúpida y soberbia de unos pocos
y la fe ciega y servil de pueblos y soldados.
Al hongo nuclear lo siguió la 'guerra fría'
en conflagraciones ardientes y abominables:
Corea, Palestina, Argelia, Vietnam, Malvinas,
Biafra, Afganistán, Irak lo certifican.
Ni la civilizada Europa estuvo a salvo,
como sin espanto pudo verse en Yugoslavia.
Impune, el imperio ahora mata desde el aire,
con bombas inteligentes y drones cobardes,
mientras un secreto conciliábulo de avaros
roba a pueblos plácidos incluso la esperanza.
Y concluyo: ¿Adónde creéis que vamos,
o, mejor dicho, nos lleva esa breve
caterva de gusanos que gobierna la Tierra?
Yo os lo diré: a nuevos holocaustos,
a una distopía final de identidades
encadenadas, perplejas, emasculadas:
a la muerte de la libertad y de la historia.
No era eso lo que soñábamos, hermanos,
y es increíble que podamos seguir durmiendo.
Quienes nos sucedan escupirán
en nuestras tumbas un día su desprecio
y la historia sólo dirá en un negro futuro
que en nuestra época se enterró el sueño.
Excepcionalmente, quiero ilustrar este 'post' con una canción que dió título a mi disco 'Tierra de Nadie', publicado en 1998. La guerra de Yugoslavia, especialmente cruel e inhumana, pudo evitarse, pero la refragmentación de Europa estaba escrita en la agenda del Nuevo Orden. La canción trata de un hecho real, sucedido durante el asedio de Sarajevo.
DISTOPÍA
Desde la penúltima esquina del tiempo
que me ha sido dado te contemplo, mundo.
Sumergido en la conmiseración,
impotente ante el dolor de multitudes,
me pregunto si amanecerá algún día
la bondad del hombre por casual
e improbable pirueta evolutiva.
Si considero la historia sólo puedo
concluir desesperanza.
El simio cainita ha progresado, ya sus manos
afanosas casi tocan las estrellas,
pero su vocación genocida sigue intacta.
Evoco la Gran Guerra, la masacre
de Verdún, las trincheras enfangadas,
el terror del gas, los mudos cementerios
bajo una luna ciega y congelada.
Aquello sólo fue el atroz comienzo.
Una generación más tarde se cosecharon
nuevos sinónimos de inhumanidad: Katyn,
Auschwitz, Hiroshima, Dresde, Stalingrado,
Nagasaki, Dachau, Treblinka… Decenas
de millones de muertos por la ambición
estúpida y soberbia de unos pocos
y la fe ciega y servil de pueblos y soldados.
Al hongo nuclear lo siguió la 'guerra fría'
en conflagraciones ardientes y abominables:
Corea, Palestina, Argelia, Vietnam, Malvinas,
Biafra, Afganistán, Irak lo certifican.
Ni la civilizada Europa estuvo a salvo,
como sin espanto pudo verse en Yugoslavia.
Impune, el imperio ahora mata desde el aire,
con bombas inteligentes y drones cobardes,
mientras un secreto conciliábulo de avaros
roba a pueblos plácidos incluso la esperanza.
Y concluyo: ¿Adónde creéis que vamos,
o, mejor dicho, nos lleva esa breve
caterva de gusanos que gobierna la Tierra?
Yo os lo diré: a nuevos holocaustos,
a una distopía final de identidades
encadenadas, perplejas, emasculadas:
a la muerte de la libertad y de la historia.
No era eso lo que soñábamos, hermanos,
y es increíble que podamos seguir durmiendo.
Quienes nos sucedan escupirán
en nuestras tumbas un día su desprecio
y la historia sólo dirá en un negro futuro
que en nuestra época se enterró el sueño.
Excepcionalmente, quiero ilustrar este 'post' con una canción que dió título a mi disco 'Tierra de Nadie', publicado en 1998. La guerra de Yugoslavia, especialmente cruel e inhumana, pudo evitarse, pero la refragmentación de Europa estaba escrita en la agenda del Nuevo Orden. La canción trata de un hecho real, sucedido durante el asedio de Sarajevo.
2.7.15
'Quebrantología' (5º avance)
El 15 de Julio se presentará en 'La Vorágine' mi poemario 'Quebrantología', editado por 'El Desvelo' y prologado por Luis Alberto Salcines,.quien hará la presentación junto al editor Javier Fernández Rubio y la actriz Raquel Martín, que leerá algunos poemas de la obra.
Hasta esa fecha publicaré aquí periódicamente algunas muestras del libro, que no serán tal vez las mejores, pero
sí serán reveladoras -eso intento y espero- de la temática, los
estilos y tratamientos de una obra que, con pausas prolongadas y algún
accidente frustrante, he realizado a lo largo de casi toda mi vida.
Ya vamos llegando a Pénjamo,
ya brillan allá sus cúpulas…
Canción popular mexicana de Rubén Gómez
Alguien cantaba siempre canciones
mexicanas
durante la travesía desde Somo
en lancha,
cuando declinaba
lenta
la tarde
del domingo estival y, cansados,
volvíamos
de la playa.
Pénjamo, a punto de atracar, era obligada.
Yo, niño, creía entonces que Pénjamo era
un barrio de la ciudad dormida,
o acaso el nombre del muelle
de llegada,
y la exótica esdrújula azteca
se hizo sinónimo de retorno
indeseado,
frustrante, a la rutina tediosa
y grisácea.
Melancólico Pénjamo
en una España
plana de encefalograma,
aplastada
en las tardes bajo el serial
y el padre Peyton
en la radio,
hipnótica letanía de ora pro nobis,
de miedos innombrables,
frustraciones y renuncias
siempre silenciadas
bajo montañas nevadas de hastío.
El sol, los árboles, la playa,
las canciones
decían entonces,
como siempre, libertad
en los domingos irrepetibles
del verano de mi infancia,
pero el sol decreciente
desmentía
el mensaje del canto y recordaba
que el estío se termina;
que lo gris
es lo más cierto
hasta el alba
de una primavera
eternamente aplazada.
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