El próximo miércoles se presentará en 'La Vorágine' mi poemario 'Quebrantología', editado por 'El Desvelo' y prologado por Luis Alberto Salcines,.quien hará la presentación junto al editor Javier Fernández Rubio y la actriz Raquel Martín, que leerá algunos poemas de la obra.
Hasta esa fecha publicaré aquí periódicamente algunas muestras del libro, que no serán tal vez las mejores, pero
sí serán reveladoras -eso intento y espero- de la temática, los
estilos y tratamientos de una obra que, con pausas prolongadas y algún
accidente frustrante, he realizado a lo largo de casi toda mi vida.
DISTOPÍA
Desde la penúltima esquina del tiempo
que me ha sido dado te contemplo, mundo.
Sumergido en la conmiseración,
impotente ante el dolor de multitudes,
me pregunto si amanecerá algún día
la bondad del hombre por casual
e improbable pirueta evolutiva.
Si considero la historia sólo puedo
concluir desesperanza.
El simio cainita ha progresado, ya sus manos
afanosas casi tocan las estrellas,
pero su vocación genocida sigue intacta.
Evoco la Gran Guerra, la masacre
de Verdún, las trincheras enfangadas,
el terror del gas, los mudos cementerios
bajo una luna ciega y congelada.
Aquello sólo fue el atroz comienzo.
Una generación más tarde se cosecharon
nuevos sinónimos de inhumanidad: Katyn,
Auschwitz, Hiroshima, Dresde, Stalingrado,
Nagasaki, Dachau, Treblinka… Decenas
de millones de muertos por la ambición
estúpida y soberbia de unos pocos
y la fe ciega y servil de pueblos y soldados.
Al hongo nuclear lo siguió la 'guerra fría'
en conflagraciones ardientes y abominables:
Corea, Palestina, Argelia, Vietnam, Malvinas,
Biafra, Afganistán, Irak lo certifican.
Ni la civilizada Europa estuvo a salvo,
como sin espanto pudo verse en Yugoslavia.
Impune, el imperio ahora mata desde el aire,
con bombas inteligentes y drones cobardes,
mientras un secreto conciliábulo de avaros
roba a pueblos plácidos incluso la esperanza.
Y concluyo: ¿Adónde creéis que vamos,
o, mejor dicho, nos lleva esa breve
caterva de gusanos que gobierna la Tierra?
Yo os lo diré: a nuevos holocaustos,
a una distopía final de identidades
encadenadas, perplejas, emasculadas:
a la muerte de la libertad y de la historia.
No era eso lo que soñábamos, hermanos,
y es increíble que podamos seguir durmiendo.
Quienes nos sucedan escupirán
en nuestras tumbas un día su desprecio
y la historia sólo dirá en un negro futuro
que en nuestra época se enterró el sueño.
Excepcionalmente, quiero ilustrar este 'post'
con una canción que dió título a mi disco 'Tierra de Nadie', publicado
en 1998. La guerra de Yugoslavia, especialmente cruel e inhumana, pudo
evitarse, pero la refragmentación de Europa estaba escrita en la agenda
del Nuevo Orden. La canción trata de un hecho real, sucedido durante el asedio de Sarajevo.
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