Los malos tiempos no lo son sólo en lo
económico y social. La ruina no deja rincón sin explorar ni títere con cabeza,
y también la cultura, aunque no lo parezca, es un bocado sustancioso para los
gigantes empresariales, cuando éstos disfrutan de una saneada situación
financiera, como es el caso del grupo Penguin Random House (propiedad de
Bertelsmann en un 57% y de Pearson en un 43%). El Grupo Editorial Santillana,
otrora matriz original del difunto imperio PRISA y pretérito mascarón de proa de la
cultura hispánica dentro y fuera de la península, se ha entregado a los lobos
globales por la cifra casi irrisoria de 72 millones de euros. Santillana sólo
retiene la división de libros educativos, de la que proceden más del 80% de sus
ingresos actuales. El resto es fracaso.
Nombres tan señeros como Aguilar,
Alfaguara o Taurus pasan a manos extranjeras y no son los primeros, pues, vía
Bertelsmann y Mondadori, el grupo Penguin Random House tenía ya en su poder
Plaza y Janés, Grijalbo y Editorial Sudamericana, entre otras editoriales
hispánicas. Esto es una derrota irreversible para la cultura española y para su
influencia en Latinoamérica, Brasil, Portugal y EE UU. Podríamos ahora
cuestionar la desmedida ambición y falta de lucidez y de prudencia del grupo
PRISA, o la deficiente gestión específica de Santillana, pero es demasiado
tarde para todo, incluso para el pataleo. Tendremos que admitir que, del mismo
modo que España gestionó pésimamente su imperio mientras lo tuvo, nuestra
entrada en la globalización tiene las mismas características que las de un
elefante en una cristalería: un destrozo sin parangón.
Se me dirá que no es para tanto, que
la absorción no va a suponer que dejen de editarse libros en castellano, que se
reediten parcialmente algunos catálogos, que se descubra a nuevos valores, e
incluso se traduzcan con mayor frecuencia a otros idiomas... Ya veremos, dijo
un ciego. Lo evidente, por el momento, es que Penguin Random House se ha hecho,
a precio de ganga, con un mercado potencial de 500 millones de personas que no
se ha sabido rentabilizar desde la casa-madre del idioma. También es evidente
que el grupo beneficiario tiene un horizonte global como meta (incluso están ya
en China) y unos planteamientos netamente crematísticos y multimediáticos, que
priman la venta de millones de ejemplares de un determinado título (best
seller) sobre la búsqueda de la calidad, que, con frecuencia, es para ellos un
hallazgo casual y afortunado.
Bertelsmann es un emporio con
poderosas ramificaciones en el periodismo impreso ( 'Gruner + Jahr') y en la
televisión (Grupo RTL), en la música (BMG), en la industria de la impresión (Be
Printers) e incluso en la Subcontratación de Procesos de Negocios ('Aravato').
Pearson, por su parte, tiene su significativo origen en el negocio de la construcción (siglos
XVIII y XIX), terreno en el que fue una de las mayores empresas
internacionales. El capital generado se dirige hacia el mundo editorial en la
segunda década del S.XX y hoy, tras haberse apoderado -entre otras editoriales-
de 'Penguin' en Reino Unido y de 'Simons&Schuster' en EE UU, es la principal editorial
del mundo en el terreno educativo y dueña del grupo 'Financial Times'. Ellos sí
lograron hacer real el sueño de Jesús (del Gran Poder, como era conocido)
Polanco.
¿Se imaginan la que se montaría si esto sucediera en la
Francia de la 'excepción cultural' y del mimo a los creadores?
¿Qué se puede esperar de un país como el nuestro, que está atacando a su propia cultura con un IVA desorbitado?.
Cada día es más triste ser español. Y más que nunca es cierto el diagnóstico de Larra: escribir en España es llorar.
¿Qué se puede esperar de un país como el nuestro, que está atacando a su propia cultura con un IVA desorbitado?.
Cada día es más triste ser español. Y más que nunca es cierto el diagnóstico de Larra: escribir en España es llorar.
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