Creció la sombra
de la máquina
sobre el suelo
hasta eclipsar las cabezas de los sabios.
Se rompió la canción
entre el fragor
de los cañones que el hermano
hombre-mono manejaba.
¿De qué partiremos?
¿De la absurda miel de la esperanza?
de la máquina
sobre el suelo
hasta eclipsar las cabezas de los sabios.
Se rompió la canción
entre el fragor
de los cañones que el hermano
hombre-mono manejaba.
¿De qué partiremos?
¿De la absurda miel de la esperanza?
Mírate,
poeta.
No te escondas tras los arpegios
de apolilladas arpas.
Mírate en el espejo de este mundo.
Baja a las galerías
donde zapan
los que sueñan un lugar
al sol de días diferentes.
Ve a las tabernas
donde venden
nirvanas
de rompetelalma.
Y si aún no lloras, poeta;
si no se arrige tu pluma
al escribir trino,
amor,
sol,
murmullo,
verdad,
nunca,
mañana...
No digas: «La poesía ... »
Calla.
No te escondas tras los arpegios
de apolilladas arpas.
Mírate en el espejo de este mundo.
Baja a las galerías
donde zapan
los que sueñan un lugar
al sol de días diferentes.
Ve a las tabernas
donde venden
nirvanas
de rompetelalma.
Y si aún no lloras, poeta;
si no se arrige tu pluma
al escribir trino,
amor,
sol,
murmullo,
verdad,
nunca,
mañana...
No digas: «La poesía ... »
Calla.
Publicado en el número 3 de Peña Labra, Pliegos de Poesía.
Primavera 1972
Incluido en la antología Poetas de Cantabria hoy, editada
en 1979 por Luis Alberto Salcines
Primavera 1972
Incluido en la antología Poetas de Cantabria hoy, editada
en 1979 por Luis Alberto Salcines
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