26.4.11
A propósito de la Librería Gil y de la cultura en Cantabria
El pasado sábado, con motivo del Día del Libro, la Librería Gil realizó un despliegue sin precedentes en su esfuerzo, ya habitual, por acercar a autores y lectores. Desde las once de la mañana hasta las nueve de la noche se extendió el programa que, con especial atención a los más jóvenes, había promovido la diligente y entusiasta Paz.
No eran fechas muy adecuadas las vacacionales de Semana Santa ni un día muy propicio el sábado, pero no faltó el público, demostrándose así, una vez más, que buena parte de 'poder' ha de partir siempre de un 'querer' ferviente, indiferente a los 'imposibles' teóricos.que tenemos tendencia a oponer frente a la ilusión y a la voluntad.
En el coloquio que cerró la intensa jornada Luis Alberto Salcines destacó precisamente lo que tantos pensamos: la loable labor de una librera que se ha convertido en parte fundamental de una actividad cultural inédita en estos parajes. Puso Salcines especial énfasis en el notable nivel de actividad -con alto índice de calidad, especialmente en la poesía- que se está registrando en Cantabria y en la necesidad de que las instancias oficiales (autonomía y ayuntamientos) lo apoyen adecuadamente.
Yo, que, sin descartar que las cosas puedan llegar a cambiar, soy escéptico respecto a la voluntad y capacidad de las administraciones públicas para promover y apoyar la cultura sin clientelismos ni planteamientos 'ad hominem', lo veo en cierta medida de otro modo. Creo que lo que nos haría falta es la existencia de diez o doce personas como Paz Gil o Luis Alberto Salcines, tan entusiastas, tan activas y tan independientes como ellos.
Foto (*): Mi participación consistió en la lectura de un relato del libro 'Un fracaso ineludible y otros relatos'. En la foto, junto a Javier Fernández, editor de 'El Deseo', que hizo la presentación.
(*) Gracias a Jesús Ortiz, editor de 'Milrazones', por la fotografía.
22.4.11
Día del Libro: Lectura de un relato en la Librería Gil
Mañana sábado, con motivo del Día del Libro, leeré en la Librería Gil una de las historias de "Un fracaso ineludible y otros relatos". Será a las cinco de la tarde, dentro de un extenso programa, elaborado por la librería, que cubre desde las once de la mañana hasta las nueve de la noche y tiene especialmente en cuenta a los pequeños, con cuentacuentos y talleres a cargo de Carmen Arabaolaza.
El resto del progarma está protagonizado por Marta Fernández Rañada, que hablará sobre sus obras para los jóvenes; Jesús Ruiz Mantilla, que tratará de la relación que Benito Pérez Galdós mantuvo con Santander; Jesús Ortiz Pérez del Molino, editor, que constará historias y anécdotas de la historia de la escritura; Rodolfo Martínez, autor de ciencia ficción, que presentará su novela 'Sondela", y Luis Alberto Salcines, que moderará un debate sobre "Escribir en Cantabria".
Book trailer
Vídeo realizado por mí para la promoción de "Un fracaso ineludible y otros relatos".
El resto del progarma está protagonizado por Marta Fernández Rañada, que hablará sobre sus obras para los jóvenes; Jesús Ruiz Mantilla, que tratará de la relación que Benito Pérez Galdós mantuvo con Santander; Jesús Ortiz Pérez del Molino, editor, que constará historias y anécdotas de la historia de la escritura; Rodolfo Martínez, autor de ciencia ficción, que presentará su novela 'Sondela", y Luis Alberto Salcines, que moderará un debate sobre "Escribir en Cantabria".
Book trailer
Vídeo realizado por mí para la promoción de "Un fracaso ineludible y otros relatos".
5.4.11
Ramón Qu, en 'El Mundo' Edición Cantabria
ramon mundo 3 04 2011
Ramón Qu -en este caso con su pseudónimo desvelado- fue objeto de atención el pasado domingo por parte de la edición de 'El Mundo' en Cantabria, que, en su sección de Cultura, dedicó un amplio espacio al autor del prólogo y presentador de 'Un fracaso ineludible y otros relatos'.
Salía así finalmente de las sombras una personalidad -casi secreta de tan discreta- que lleva dos decadas explorando y difundiendo la literatura española e internacional a través de una amplia tertulia, rigurosa, disciplinada y fiel, que semanalmente analiza y debate una obra elegida por un supuesto 'comité secreto', entelequia -supongo- y tercera identidad del propio Ramón Quintana. Más allá y más adentro de la literatura, su Taller de Escritura Creativa trata de que aquellos que pretenden escribir encuentren su propia voz narrativa y puedan proyectarla a través de planteamientos y técnicas que no siempre son evidentes para los lectores.
Conocí a Ramón hace casi treinta años, cuando, recién terminada la carrera de Periodismo, colaboró en la desaparecida 'Hoja del Lunes', publicación de la Asociación de la Prensa que yo dirigí entre 1981 y 1984. Intentó -me consta- tomarse en serio una profesión que, vista de cerca, defrauda las ilusiones y expectativas de muchos jóvenes que asistieron o asisten a los cursos de las facultades de Ciencias de la Información por motivaciones idealistas y/o ilusorias. Escribía bien y le gustaba sobre todo el artículo, género en el que su aguda visión -irónica y sarcástica con frecuencia- podía explayarse a sus anchas. Sin embargo, la parte más codificada y convencional del trabajo periodístico le producía una alergia insuperable.
Desde entonces, ya lejos del periodismo, Ramón Qu ha leído y analizado centenares de obras cruciales de la literatura de todas las épocas y ha cimentado una vocación, actitud y aptitud infrecuentes ante el hecho literario, a cuyos frutos se acerca sin prejuicios ni reservas y con el saludable desenfado de quien sabe que, a fin de cuentas, todo es vanidad.
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Salía así finalmente de las sombras una personalidad -casi secreta de tan discreta- que lleva dos decadas explorando y difundiendo la literatura española e internacional a través de una amplia tertulia, rigurosa, disciplinada y fiel, que semanalmente analiza y debate una obra elegida por un supuesto 'comité secreto', entelequia -supongo- y tercera identidad del propio Ramón Quintana. Más allá y más adentro de la literatura, su Taller de Escritura Creativa trata de que aquellos que pretenden escribir encuentren su propia voz narrativa y puedan proyectarla a través de planteamientos y técnicas que no siempre son evidentes para los lectores.
Conocí a Ramón hace casi treinta años, cuando, recién terminada la carrera de Periodismo, colaboró en la desaparecida 'Hoja del Lunes', publicación de la Asociación de la Prensa que yo dirigí entre 1981 y 1984. Intentó -me consta- tomarse en serio una profesión que, vista de cerca, defrauda las ilusiones y expectativas de muchos jóvenes que asistieron o asisten a los cursos de las facultades de Ciencias de la Información por motivaciones idealistas y/o ilusorias. Escribía bien y le gustaba sobre todo el artículo, género en el que su aguda visión -irónica y sarcástica con frecuencia- podía explayarse a sus anchas. Sin embargo, la parte más codificada y convencional del trabajo periodístico le producía una alergia insuperable.
Desde entonces, ya lejos del periodismo, Ramón Qu ha leído y analizado centenares de obras cruciales de la literatura de todas las épocas y ha cimentado una vocación, actitud y aptitud infrecuentes ante el hecho literario, a cuyos frutos se acerca sin prejuicios ni reservas y con el saludable desenfado de quien sabe que, a fin de cuentas, todo es vanidad.
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