15.2.11

El libro, en la prensa. Reflexiones desde el otro lado del espejo


La edición cántabra del diario 'El Mundo' daba ayer noticia de la publicación de 'Un fracaso inevitable y otros relatos', así como del poemario 'Saì Gòn', de Pablo Escribano, con los que 'El Desvelo Ediciones' abre su programación de 2011. Para mi, en tanto que periodista, constituye una experiencia singular verme descrito y 'calificado' en una información de prensa. Singular y en cierta medida incómoda porque los adjetivos no dejan de parecer a quienes los reciben una celda -en el peor de los casos- o un discutible rótulo clasificatorio con los que no cabe otra actitud que la aceptación.

Ahora comprendo mejor las inquietudes de otros autores y editores ante el paisaje mediático, del que inevitablemente depende, en gran medida, el destino de su obra. También comprendo, simultáneamente, que eso es lo que hay; que es ilusorio esperar que alguien describa lo que se describe a sí mismo sólo a través de la lectura (el libro). Ni yo mismo me atrevería a intentarlo y sé además que no debo, no sólo porque carezco del necesario distanciamiento para que se me pueda atribuir la más mínima presunción de objetividad sino también a causa de la ya mencionada paradoja de describir lo que se describe a sí mismo. 

A esta vana y escrupulosa disqusición en la que me he sumergido los periodistas responden del modo que se espera de ellos: escribiendo un texto con base en los datos de que disponen y haciéndolo con la mejor voluntad. De hecho los autores y los editores no esperan de los medios otra cosa que el que den cuenta de un nacimiento que de otro modo pasaría desapercibido para mucha gente. El hecho de tener por primera vez la experiencia de estar del otro lado de donde solía ha motivado en mí estas reflexiones (seguramente prescindibles) que traslado al blog en mi propósito de ir dando cuenta en él de cuanto suceda en relación con 'Un fracaso ineludible y otros relatos'. 

Nadie entienda lo escrito como peyorativo para los medios informativos y/o críticos. Muy por el contrario, soy absolutamente consciente de que su papel de mediación con el público tiene una importancia esencial e insustituible. Es el puente que pone en contacto -al menos potencial- al autor con el lector. Esa ha sido siempre mi convicción y prueba de ello es que, mientras pude, mantuve un suplemento cultural en el que el objetivo prioritario era poner bajo el foco realidades ocultas, así como obras y autores ignorados, marginados e incluso perseguidos por una Dictadura empeñada en enmudecer a sus enemigos. En aquel suplemento, por cierto, debutaron personas que hoy constituyen una sólida  referencia en el panorama cultural como Rosa María Pereda, Luis Alberto Salcines, Antonio Montesinos, Fernando Gomarín o Dámaso López García, entre otros, a los que aprovecho para expresar mi agradecimiento por su generosa colaboración en aquellos años de ilusiones y esperanzas.

Soy de los que creen que la redacción definitiva de un texto 'la hace' siempre, sin excepciones, cada lector con su percepción personal, su sensibilidad y su imaginación, y en consecuencia a su juicio me someto. La suerte está echada. Mejor dicho, estará echada cuando se distribuya el libro, para lo cual todavía quedan algunos días (*).

(*) Un sms del editor me revela que mañana miércoles tendrá los libros en su poder, una vez terminada la fase de encuadernación.
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